Gran jornada la que viví ayer en el Atabal de Biarritz.
El día en el que casi toda España estaba pendiente del Real Madrid - Bayern München decidí embarcarme en una nueva aventura musical. Y desde luego que mereció la pena.
Por increíble que parezca, todavía no había estado nunca en Biarritz (parece mentira cuantos lugares interesantes tenemos muy cerca y aún no conocemos!), y por ende, tampoco en el Atabal, un recinto al que he querido acudir varias veces por la buena programación musical que tienen, pero que nunca había llegado.
Bueno, pues ya puedo decir que conozco el
Atabal. Me costó llegar un poquito, ya que no conocía el sitio y no llevaba GPS, pero la referencia de la estación de tren y sobre todo del Hall de Iraty, donde se celebra el BIG festival, me pusieron en la misma puerta del Atabal donde aparqué.
Lo primero que me llamó la atención fue el entorno. Aquello parecía un mega centro comercial en el que todo estaba cerrado para las 19:00 de la tarde. La mayoría eran restaurantes de todo tipo, pero todos estaban cerrados. Sólo abren al mediodía. Y es que estamos en Francia, y se nota. Lo segundo que me llamó la atención fueron los precios!
Joder con Miarritze! una sidra 2€, una caña 2,50€. Un pintxo 3€. Vino 3€...
Pero bueno, yo había acudido al Atabal a lo mio, y mientras esperaba el comienzo del primer concierto me tomé una caña viendo el comienzo del partidazo. Pero no llegué a ver el gol de Benzema porque el primer concierto comenzó muy puntual para las 21:00 de la noche.
Era el grupo que más conocía porque actuaron el año pasado en los jardines del Palacio Aiete dentro del Musika Parkean. Ellos son The Dediacted Nothing, y me sorprendieron gratamente. Ya en quel entonces me pareció un grupo con un pop rock fresco muy bailable, tanto que introduje un tema suyo,
Running Away, en la maleta de DJ. Ellos creo que son de Iparralde y se sentían como en casa, aunque canten en ingles.
Sólo han publicado un EP de cuatro canciones llamado precisamente Running Away, pero ya les ha valido para telonear a grupos como Two Door Cinema Club o La Femme.
Me puse cerca de las primeras filas donde pude disfrutar de lo lindo de las canciones de los franceses. Ahora, o me puse demasiado cerca o el bajo estaba muy fuerte. Madre mía cómo sonaba el bajo! temblaban el suelo y mis oídos cada vez que tocaba, pero aún y así estuvo genial.
Tras el comienzo brutal de sus hits
Running away y Here we are, pensé que iba a decaer el concierto, ya que no conozco material de los franceses. Pero, aún y así me sorprendieron gratamente, ya que de material deben de andar sobrados, porque llegaron a realizar un concierto de casi una hora. Y precisamente
lo que más me sorprendió fue el nuevo material del que será su nuevo disco, ya que a la frescura y alegria de canciones a lo Two Door Cinema Club hay que añadirle ahora nuevos sonidos más oscuros más potentes y contundentes que en algunas canciones suenan a Placebo o Biffy Clyro. Por lo que ojito a este grupo que viene pisando muy fuerte. Estoy convencido de que van a dar mucho de que hablar.
Tras casi una hora de goze y disfrute personal, donde no paré de bailar, salí de la sala para tomar un respiro y es cuando observé que el Real Madrid iba ganando 1-0. Pero yo a lo mio, refrescar un poco la boca, tomar un poco el aire y de nuevo a la sala para ubicarme en buena zona para descubrir el cabeza de cartel de ayer.
Con un cuarto de hora de retraso comenzó
Breton, que más que un grupo casi se puede decir que es un colectvo multimedia, ya que a sus aparatos, cables y ordenadores les acompaña una reproducción de imagenes en una pantalla. Algo me sonaba el grupo porque estuvieron hace dos años en El Día de La Música de Madrid en el Matadero. Pero entonces no eran conocidos aquí y no recuerdo haberlos visto. Qué pena, porque
su debut en largo Other People´s problems fue un exitazo. Aún no les había visto en directo y me llegó la oportunidad ayer cuando ya han publicado el segundo álbum War Room Stories.
Como he puesto en el título de este post,
menuda explosión de sonidos. Una curiosa mezcla de electrónica con el sonido potente del bajo. En muchas canciones sólo sonaba una guitarra y era el bajo. En otras sonaban hasta tres. Los golpes de batería sonaban también muy potentes entre los ritmos y melodías de los teclados y sintetizadores que daban un matiz espectacular en varias canciones. La verdad es que es difícil clasificar el sonido Breton, a veces tira del hip hop, otras veces es más guitarrero y otras tiene un rollo electrónico que recuerda a Suicide Western Culture, incluso en algún momento sus ritmos contundentes me hicieron reordar a los franceses Vitalic.
En definitiva una agradable explosión de sonidos que fueron una delicia para mis oídos, y al parecer, una locura para los cerca de 500 asistentes a la sala que disfrutaron de lo lindo con la interacción que propuso el cantante con un frances fluído que enloqueció a más de una.
The Dedicated Nothing y Breton fueron una mezcla perfecta para una nueva aventura musical Anderground. Hasta la siguiente, que será en breve. Ésta vez, más tranquilito y sentado en el cine Modelo de Zarautz, donde espero disfrutar de la voz y el interesante nuevo disco de Joana Serrat.
Biarritz acogerá una vez más el Big Festival del 16 al 20 de julio.